Numerosas son las tradiciones y creencias que encierran al rito de tomar y compartir la yerba mate. Te vamos a contar una de esas historias que se transmiten entre generaciones de uno de los brebajes con más historia del mundo.


Hace ya varios siglos que los pueblos originarios americanos alimentan su historia alrededor del mate. Con la llegada de los colonos europeos el mate continuó popularizándose y su consumo en aumento, sin generar mayores oposiciones, ni controversias.
Con el arribo de los franciscanos a esta tierras, se prohibió su uso por considerarla una droga maligna para la mayoría de la población, pero con algunas excepciones. La oligarquía colonial tenía autorización para tomarla debido a que su uso estaba indicado como una recomendación médica, el resto de la población sino acataba las reglas, era excomulgado.
Otra congregación católica que accionó en contra del uso de la yerba mate fue la de los dominicos, quienes le atribuían poderes afrodisíacos. En el libro “El Mate” de Javier Ricca hace una cita al sacerdote Francisco Díaz Tanho, que decía: “No hay casa de españoles ni vivienda de los aborígenes en que no sea bebida y pan cotidiano: ha cundido tanto el exceso de esa asquerosa zuma que ya ha llegado a la costa y otros muchos lugares de la América y Europa el uso y abuso de ella y es mi sentir, que por el instrumento de algún hechicero la inventó el demonio”. Hasta el día de hoy no hay certezas que pueda corroborar estos dichos que indican lo que los dominicos suponían, pero lo cierto es que la yerba mate es reconocida por ser un efectivo estimulante natural.
También los jesuitas quisieron eliminar el consumo del mate de la vida cotidiana en todo el territorio de América del Sur. Se dijeron muchas cosas, principalmente que los nativos introducían hierbas y sustancias extrañas al mate que eran perjudiciales para la salud. Una muestra de ello es un escrito de Pedro Montenegro (1710), perteneciente a esta congregación que escribió: “El agua muy caliente en el mate es harto perniciosa: agita el corazón, priva del sueño, enerva, mueve a la cólera, a la melancolía y a la lujuria, causando el “mal de ansias” ”.
La llegada de los esclavos de raza negra desde África complicaron aún más las cosas, las supersticiones aumentaron, especialmente las creencias que ligaban al consumo del mate con la brujería y los maleficios. Como el consumo de mate era ya tan popular y masivo y además era muy difícil de controlar, se optó por una suerte de contra-brujería, para ello los tomadores de mates deberían escupir los primeros sorbos de mate, primero por sobre el hombro izquierdo y después por encima del hombro derecho, de esta forma se lograban alejar las malas vibras y la mala suerte.
También podemos decir que el mate tiene un montón de códigos y simbología, te comentaremos algunas de ellas:
Mate amargo: indiferencia.
Mate dulce: amistad.
Mate muy dulce: habla con mis padres.
Mate con café: ofensa perdonada.
Mate con leche: amistad respetuosa, estima.
Mate con canela: me estás interesando.
Mate con miel: casamiento.
Mate con melaza: me preocupa verte triste.
Mate con limón: disgusto.
Mate con cedrón: acepto.
Mate con azúcar quemada: simpatía.
Mate con toronjil: disgusto.
Mate con cáscara de naranja: ven a buscarme, quiero que vuelvas.
Mate muy caliente: yo también estoy ardiendo de amor.
Mate tapado: búscate otra.
Mate frío: desprecio.
Mate espumoso: te amo demasiado.
Mate con sal: quiero que te vayas ahora.
Mate lavado: ándate a tomar a otro lugar.